lunes, 5 de diciembre de 2011

HISTORIA DEL KARATE DO

La ausencia de registros escritos imposibilita evidenciar que el karate en su forma primitiva tuvo su origen en el antiguo lamaismo del Tibet hace 6000 años, como algunas fuentes aseveran. Según dichas fuentes, una forma de lucha primaria se extendería hasta la India dando lugar a un sistema de luchas vernáculas de las que pudo haberse originado el nacimiento del método hindú conocido como vajra musti.

Igualmente existen vagas referencias a la posterior transición que pudo tener el primitivo arte hasta China, aunque parece que es a partir de ese momento, hacia el año 3000 A.D., cuando se puede defender una teoría de su evolución según los investigadores, aunque los antecedentes escritos son muy pocos, prevaleciendo mayoritariamente la tradición oral.

En China, la expansión del antiguo sistema de lucha tuvo al Budismo Zen como su mejor campo de cultivo y a Bodhidarma como su embajador más universal. El patriarca indio de casta guerrera se trasladaría de la India oriental hasta el imperio de los dragones con el propósito de difundir las enseñanzas de Buda a los monjes de Shao-lin. Para que sus numerosos seguidores adquirieran la esencia del budismo y desarrollaran la mente y el cuerpo, incorporó un método de entrenamiento en el que los adeptos caían exhaustos intentando alcanzar niveles superiores de espiritualidad.




Con el nombre de Shorinji Kempo, el método se extendió rápidamente a otros lugares de China y proliferaron otros nuevos, aunque ciertos acontecimientos oscuros de la historia alimentados por la torpeza humana de prohibir los libros, así como la transgresión de la cadena de transmisión oral, nos han impedido heredar el legado histórico de muchos sistemas y variantes, que se perdieron para siempre.

El surgimiento de dos corrientes dentro del budismo chino, por un lado el Taoismo, y por otro el Confucionismo, estimuló el adornamiento de las artes marciales con un halo místico, posiblemente debido al desconocimiento de su verdadero origen. La doctrina moral instaurada por el filósofo chino Confucio y los principios de orden en el mundo que proclamaba el Tao, vincularon a las artes de lucha ancestrales con otras solemnidades y rituales, dándoles la apariencia de concentraciones sectarias, donde además cualquiera no tenía acceso a ellas, pues se dibulgaban discretamente sus enseñanzas entre grupos privilegiados.





Pero este estilo de lucha antigua llegó a las Islas Ryu kyu favorecido por el comercio y otros factores, aunque no hay ninguna evidencia documentada que clarifique la fecha exacta en que apareció el primer concepto marcial en el archipiélago. El antiguo reino de Ryu kyu, un conjunto de minúsculas islas situadas al sur de Japón, estaba bajo la tutela administrativa china, por lo que no es de extrañar el intercambio generalizado de transacciones comerciales y de otra índole. El contacto permanente del archipiélago con sus administradores tributarios propició el asentamiento del kempo chino en Okinawa, la isla más importante del conjunto territorial que apenas supera los 1220 kilómetros cuadrados.

Así el To-de se adaptó a las peculiaridades locales para convirse en lo que conocemos por Okinawa-Te, incorporando a las raíces del kempo, las técnicas de la tradición marcial local. La ausencia de registros escritos sobre este paso importante en la transición okinawense, se debe principalmente a que la enseñanza de las artes marciales fue siempre conducida de forma secreta y no se enseñaba o entrenaba abiertamente, como es hecho hoy día.

En el siglo XIV de nuestra era, el archiélago Ryu Kyu estaba dividido en tres reinos que se disputaban la supremacía del territorio hasta que uno de ellos prevaleció sobre los demás y el país se unificó bajo la soberanía de Sho Hashi, floreciendo entonces un largo proceso de paz que duró alrededor de dos siglos, pero el gobierno establecido prohibió el uso de cualquier arma, lo que impulsaría el desarrollo de métodos de lucha de mano vacía.

Los pobladores de Okinawa, en su mayoría granjeros y pescadores realizaban entonces el entrenamiento de sus técnicas en estricto secreto, manteniéndose alejados de los extranjeros para que no conocieran sus métodos de adiestramiento. La prohibición del uso de armas convencionales había acentuado por entonces el ingenio de los pobladores de este peculiar territorio. La incorporación de los utensilios de labranza y otros útiles de uso cotidiano a los métodos de entrenamiento vigorizó las artes de lucha de los pacíficos habitantes de Okinawa para defenderse de sus opresores.



Se puede establecer una cronología a partir de 1609, cuando tropas japonesas invadieron el territorio y las islas cayeron bajo la soberanía del clan Satsuma de Japón, no sin antes ofrecer una gran resistencia, defendiéndose sus habitantes con los métodos locales de kobudo que habían desarrollado en secreto. El desarrollo marcial del método de defensa sin "armas" recibió un gran empuje gracias a la prohibición de las armas convencionales, y como resultado, la aparación de experimentados kobudokas como Matsu Higa (1790-1870). Èste fue un miembro de la guardia personal del rey de Okinawa que dominaba a la perfección el tonfa, el bo y el sai.

El desarrollo de la técnica del Okinawa-te se debió a los contactos que muchos expertos chinos tuvieron con Okinawa. Uno de estos hombres fue Ku Shanku, quien viajó a Okinawa por 1750 con varios estudiantes e introdujo un tipo de Kempo. Su alumno más destacado fue Sakugawa Kanga (1733-1815), al cual se le atribuye el kata kushanku y un kata de bo que lleva su nombre.


Las enseñanzas de Sakugawa fueron recogidas por Matsumoto, aunque también Matsumura Sokon fue uno de sus alumnos destacados.

Matsumura Sokon (1796-1893) fue caballero Bushi y de las experiencias que adquirió del kempo chino, creó el kata chinto y otros varios que todavía hoy conservamos con su nombre, engrosando la lista de katas nacidos de la fusión del kempo y el Te. Sus alumnos Kyan Chotobu e Itosu Yasutsune, entre otros destacados, tuvieron la responsabilidad de transmitir su legado.

La práctica en secreto es una de las características que define a las artes de lucha precursoras del karate-do, por lo que hasta 1878, coincidiendo con la abolición de la clase samurai y con la incorporación formal de Okinawa al Japón, el sistema de transferencia de conocimientos actuaba en torno a castas y clanes reducidos.

El periodo Meiji (1868-1912) fue crucial para los señores feudales que veían como perdían todo su poder y riquezas acumulados en la Era Tokugawa. También lo fue para los samurais, a los que se les retiraban todos sus privilegios. Los cambios sociales igualmente llegaron a Okinawa, instituyéndose un sistema formal de educación que implicaba a las artes marciales, pues los médicos responsables de los exámenes físicos realizados a los estudiantes, quedaron impresionados al constatar que los jóvenes sometidos a entrenamiento de karate desarrollaban una mejor postura, una clara definición muscular y una simetría corporal balanceada.

La recopilación histórica del karate, además de una tarea tediosa, podría resultar soporífera incluso para los más entusiastas, por cuanto el lector se ve saturado de fechas y nombres, muchas veces sin una correlación ordenada. El eslogan "ni son todos los que están, ni están todos los que son" podría perfectamente reemplazar las omisiones que por distintas razones se hacen de muchos precursores y maestros del budo.

Pero no podríamos pasar por alto a Yasutsune Itosu (1830-1915), puesto que su contribución al desarrollo del karate ha sido fundamental. Fue el creador de los kata Pinan (mente pacifica) y sus alumnos más destacados como Chosin Chibana, Gichin Funakoshi, Shinpan Gusukuma y Kenwa Mabuni serían los transmisores del legado que había recibido de Matsumura Sokon y de Matsumora Kosaku.




El nombre de Higaonna Kanryo (1853-1916) está asociado a Yasutsune Itosu, puesto que ambos son considerados los budokas más importantes del siglo XIX. Higaonna dejó desde joven su ciudad natal -Naha- marchándose a China fascinado por las historias de shaolin, donde entrenó el kempo shorinji con el maestro Ryu Ryuko. Al regresar a Okinawa, después de una demostración delante del rey Sho Tei, se convertiría en el maestro de la casa real. Fue un hombre de pequeña estatura, pero destacó por su gran fuerza y robustez en el entrenamiento del kata Sanchin. Sus alumnos más destacados fueron Kiyoda Juhatsu (1887-1968) fundador de Toon ryu, Chojun Miyagui (1888-1953) fundador de Goju Ryu y Kenwa Mabuni (1889-1952) fundador de Shito Ryu.


Gichin Funakoshi (1868-1957) es considerado como el padre del karate moderno. Nació en Shuri y ya en la escuela primaria, su primer maestro fue Itosu.

En 1902 hizo una demostración de karate en la escuela de la prefectura de Kagoshima (Japón), convirtiéndose desde entonces este arte en parte de la preparación física de las escuelas de Shuri. Por entonces, el Ministerio de Educación incluía el Karate como disciplina habitual en la enseñanza docente, formando parte del programa de educación física. Era la primera vez que el karate era expuesto al público general.

Enseñó karate a través de todo Japón y Okinawa. Su fama le llevó hasta el ButokuDen, donde realizó una demostración en presencia del ministro de educación.

Cuando realizó una demostración en el Kodokan Judo Institute, Jigoro Kano quedó tan impresionado que no dudó en incorporar algunas de sus técnicas al judo. Publicó dos libros que se convirtieron en piezas fundamentales para la enseñanza del karate. Fue una persona muy culta, con un gran dominio de la caligrafía. Un monumento erigido en su memoria en un monasterio Zen de Kamakura, lleva la siguiente inscripción: Karate Ni Sente Nashi.

Miyagi Chojun (1888-1953) nació en Naha, comenzando desde muy pequeño a estudiar karate, permaneciendo como alumno de Higaonna, hasta que éste falleció en 1916. Desde entonces continuó con el arte tradicional de su predecesor hasta fundar el estilo Goju Ryu, cuyo nombre deriva de uno de los ocho preceptos del karate contenidos en el Bubishi, el tratado de las artes marciales chinas al que Miyagi consideraba como la biblia del karate. Conservamos de Miyagi el Kata Tensho y los kata Gekisai dai Ichi y Gekisai dai Ni.

Mabuni Kenwa (1889-1957). Descendiente directo de la 17ª generación del gran samurai Onigusuki, empezó a entrenar karate a la edad de 13 años. Entrenó con Itosu y con Higaonna y combinó los dos estilos de sus maestros, el shuri-te y el naha-te para crear uno propio.

Estuvo muy influenciado por los estilos chinos basados en las técnicas de la grulla blanca. Estudió el arte del kobudo con los maestros Sakumoto, Aragaki, Soeshi y Tawada, así como ninjitsu con el maestro Seiko Fujita, acoplando muchos métodos a las técnicas de mano vacía. Hoy su estilo está entre los cuatro más practicados del mundo, a pese a ser uno de los más difíciles de dominar por la gran cantidad de estudio de sus casi 70 katas.




Gogen Yamaguchi (1909-1989) apodado el gato por su mirada penetrante y su agilidad en el combate. Descendiente de una familia de samurais, se sentió atraído desde pequeño por las artes marciales, practicando el kenjutsu con la técnica samurai Satsuma, el clan que había invadido Okinawa en 1609.

Cuando estudiaba derecho en la universidad de Kyoto entró en contacto con Miyagi Chojun, el cual le instruyó sobre el armonioso estilo Goju Ryu, y nombrándole más tarde representante del mismo en Japón. Gamaguchi encontró en la religión ancestral de los japoneses, el shintoísmo, la veneración por los principios de la naturaleza, tomando contacto con ella a través de la práctica en los montes, mares y ríos, llegando a rivalizar con la fuerza de su sanchin, las acometidas del fuerte viento.




Las técnicas de meditación que había practicado durante toda su juventud, según afirmara el propio Gamaguchi, además del intenso entrenamiento, habían permitido mejorar su karate.

Masatoshi Nakayama (1913-1987) descendía de una línea directa de antiguos samurais. Cuando apenas tenía diez años se introdujo en el mundo del judo, sin abandonar el kendo que también formaba parte de su instrucción. Un día conoció en la universidad de Takushoku al que sería su maestro, Funakoshi, sintiéndose impresionado por el arte que practicaba y desde entonces, el karate entró a formar parte de su vida. En 1949 fundó la Japan Karate Association, dando un gran impulso al kumite, dasarrollando una serie de técnicas de pierna que fueron incorporadas como variantes a las formas básicas.

En 1957 se celebraron los primeros campeonatos de Japón, extendiéndose a occidente esta práctica deportiva. La All Japan Karate-do fue fundada en 1964 y los primeros campeonatos del mundo multi estilos se celebraron en 1970. Las mujeres participaron por primera vez -en 1980- en unos campeonatos del mundo.

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