Sólo se me ocurre una manera de comenzar a escribir cuando llega el momento de desmenuzar la categoría de -75 kg. El peso medio y por extensión el karate mundial tiene un dominador desde el año 2004, cuya alargada sombra oscurece a todos los que han tenido la mala suerte, pero por otra parte la enorme fortuna, de compartir época con este hombre que ha monopolizado la atención del respetable en la alta competición. Remontándonos al campeonato de Europa de Moscú 2004, en el que militando en -65 kg truncase la racha de victorias europeas de un tal monsieur Alexander Biamonti (nada menos que ocho consecutivas) derrotándole en la final, Rafael Aghayev que es a quien me refiero, comenzó una andadura sin precedentes hasta convertirse en lo que es hoy día, el mejor competidor que ha dado este deporte. Cuatro títulos individuales en cinco finales adornan la sala de trofeos más prestigiosa de atleta alguno que haya habido en la corta historia del karate deportivo. Utilizando palabras de mi amigo y respetado Óscar Martínez de Quel “Aghayev es el Michael Jordan del karate”.
La influencia de este hombre en el karate de competición ha sido incuestionable, y no me refiero al simple, constatable y medible dato de los números, sino sobre todo por haber sido un punto de inflexión en la manera de desarrollar el shiai kumite en la alta competición. Como ocurre también en estos casos, en los que un personaje rompe con los moldes establecidos, también tiene, ha tenido y tendrá muchos detractores que no han interpretado de la misma manera que lo hemos hecho muchos otros la evolución que ha supuesto su irrupción. Sin desmerecer ni muchísimo menos a nadie, Aghayev ha sumado a todo lo bueno de grandes artistas del pasado el aire fresco de una innovadora manera de entender la lucha, su aportación introduciendo argumentos técnicos como por ejemplo la esquiva y elevándolos a su máxima expresión, ha supuesto un cambio de rumbo no sólo en los sistemas tácticos a emplear sino en la metodología del entrenamiento.
Sus espectaculares proyecciones aprovechando esa distancia de cuerpo a cuerpo que en otros tiempos se obviaba, han acercado a muchos a la competición atraídos por la vistosidad de dichas acciones, que dicho sea de paso y muy a mi pesar, en los últimos años se han visto cercenadas en parte por las modificaciones del reglamento. Este es otro argumento que no me gustaría dejar pasar por alto, a pesar de que las distintas restricciones introducidas no han sido beneficiosas para él, ha sabido reinventarse para volver a demostrarnos que tiene muchos más argumentos para seguir siendo el número uno.
En mi opinión el Aghayev que podemos observar hoy día tiene mucho más mérito si cabe que el de antaño. Mientras en los inicios arrollaba porque simplemente era el mejor, hoy día ha demostrado que cuando sus oponentes han mejorado su nivel y se le plantean dificultades que antes no encontraba, es capaz de solventarlas con maestría. Estoy cansado de escuchar argumentos vacíos de contenido como “ya no gana tan fácil como antes”… En buena lógica ha de ser así, el paso del tiempo es un látigo que castiga sin contemplaciones aunque te llames Rafael Aghayev, pero eso realza en mayor medida sus logros ya que ha demostrado a los demás, pero sobre todo a sí mismo, que también sabe ganar cuando las circunstancias se han puesto en su contra.
Podría escribir horas y horas de sus hazañas pero no quiero aburrirles con datos, sólo quiero dejar bien claro mi admiración y respeto a la que repito es la mayor figura que ha dado nuestro querido deporte, sólo el tiempo como ocurre en estos casos, nos dará una verdadera perspectiva de la magnitud de este hombre, el “genio de Baku”.
Fuera de concurso el actual y sorprendente campeón del mundo en Bremen Ryuichi Tani, se presenta un panorama más igualado que nunca en esta categoría considerada “reina” por muchos. De vuelta Aghayev tras su ausencia en 2014, se encontrará con muchas dificultades para lograr convertir en realidad su sueño de conseguir lo que sería su quinta corona. Muchos y muy buenos rivales optan a derribar la figura a la que todos apuntan, el primero al que quiero mencionar y al que todos tienen en mente es Luigi Busa.
El italiano, otro magnífico campeón ha sido el hombre que ha abierto la veda para que sus rivales comiencen a perderle el respeto, deportivamente hablando claro, al héroe de Azerbayán. Con un estilo mucho menos espectacular pero con unas cualidades físicas dignas de un fuera de serie, Busa es el prototipo de competidor táctico que resuelve cuando y como él quiere. Sabe adaptarse mejor que nadie a las circunstancias, utilizando la estrategia en su beneficio planteando en muchas ocasiones el combate en función de su rival. Pero ojo, no nos equivoquemos está capacitado y de hecho lo ha demostrado en infinidad de ocasiones, para tomar el mando e imponerse con esa cantidad de recursos técnicos que en ocasiones parece que no tiene, pero cuando saca la chistera puede dejar boquiabiertos a propios y extraños.
En plena madurez deportiva está en disposición de repetir el título que consiguiera en Tampere 2006 en -80 kg y en París 2012, además de disputar su cuarta final consecutiva ( tras Belgrado 2010, París 2012 y Bremen 2014), y de esta manera intentar sumar cinco en su totalidad, números de vértigo como podemos comprobar. Los datos no engañan, todo una celebridad del tatami que sin contar el beneplácito de muchos puede hacer historia en Linz.
SI de gustos personales hablamos, y siempre dejando al margen mi pasión por Aghayev, disculpen la insistencia, me decanto por Erman Eltemur, un auténtico portento físico cuya actitud en el tatami me impresiona. Bien plantado, con un nivel de atención realmente fantástico durante todo el combate, no lanza ni una sola técnica cara a la galería, incluso sus fintas son enérgicas y poderosas, sus técnicas de ataque misiles tierra-aire que no dan opción a sus rivales al ejecutarlas sin el más mínimo gesto previo en el inicio. Muy agresivo y combativo creo que lo tiene todo para llegar a lo más alto en estos campeonatos del mundo, en muy poco tiempo saldremos de dudas.
Desde que George Kotaka (Madrid 2002 y Tokyo 2008 y Elisa Au (Madrid 2002 y Monterrey 2004 en Open y +60) consiguieran proclamarse campeones del mundo en repetidas ocasiones, los estadounidenses no habían contado con un hombre que estuviera en disposición de optar con posibilidades serias y reales a imitar la gesta. Muy lejos en el tiempo, pero no por ello hay que restarle importancia, quiero recordar que Tony Tullener allá por 1970 en Tokyo durante el transcurso del primer campeonato mundial de karate obtuviera la primera medalla para su país, desde entonces ha habido algunos otros hombres y mujeres destacados para el karate norteamericano, de entre ellos quiero realzar la figura de Tokey Hill, primera medalla de oro para un estadounidense en unos campeonatos mundiales, conseguida en Madrid 1980 en el peso semipesado.
Tras realizar esta composición temporal para situarnos en el contexto actual, quiero señalar la figura de Tom Scott como heredero de esta estirpe de competidores no excesivamente amplia pero como hemos podido comprobar por los datos aportados de enorme repercusión.
Poco a poco y pacientemente Scott ha sabido granjearse un nombre propio hasta situarse en el top de los atletas más importantes de la categoría. Con un físico longilíneo y un estilo de combate que ha ido variando en los últimos años, Tom de gran parecido físico con el protagonista de la película “Capitán América”, ha alcanzado un nivel de prestaciones que por estado de forma y resultados le sitúan en un lugar preponderante para emprender el reto de igualar a sus predecesores.
De decepción cabría catalogar la decisión tomada por el equipo japonés de dejar fuera al hombre que creo estaba en mejor forma de todos, Ken Nishimura. Sorprendido he comprobado que en el listado oficial de inscritos estaba el correoso Daisuke Watanabe, sin desmerecer a éste último creo que la decisión puede pesarles a los nipones puesto que hablamos de un competidor de los que podríamos denominar “de otro nivel”. No obstante hay decir que sin la clase de su compañero, hay que considerar a Watanabe un competidor a tener muy en cuenta, luchador en grado sumo unido a una potencia física descomunal hará sudar la gota gorda a sus rivales para vencerle, sin sufrir imposible misión la de superar al japonés.
Me apetece sobremanera incluir en esta selecta lista a nuestro Rodrigo Ibáñez. El riojano cuya temporada está siendo sobresaliente, recordemos su gran actuación en equipos en Montpellier, o su enorme aportación en los pasados campeonatos del Mediterráneo, está ante la oportunidad de desarrollar ese potencial tremendo, que desde que era tan sólo un crío lleva exhibiendo en las categorías de base, en un evento de la importancia de unos campeonatos del mundo senior. Rodrigo es un portento físico, con una fuerza en el tren inferior envidiable que le permite hacer unos cambios de ritmo y de dirección con una facilidad que para otros es imposible. Si alguna duda podíamos tener en torno a su madurez en el tatami, quedaron totalmente disipadas en Toledo durante el transcurso del campeonato Mediterráneo en el combate que disputó ante Eltemur, para mí al menos esa fue la confirmación de que está en disposición de hacer algo importante. En ningún momento perdió la cara al duro combate enfrentándose a un rival tan complicado de tú a tú, demostrando una raza y un amor propio que al menos a mí me puso la piel de gallina. No sé si será en este mundial, ojalá que sí, pero este Rodrigo que he visto en esta temporada lo tiene todo para poder llegar a la cima. Démosle tiempo y confianza porque los resultados han de llegar sí o sí.
Aunque no es de los competidores que más me llame la atención, he de incluir en ésta lista a Omar Abdelrahman.En honor a la verdad hay que decir que cada vez que representa a su país en campeonatos continentales o mundiales siempre está compitiendo hasta las rondas finales, eso sí casi nunca termina de rematar la faena. El haberme decidido a citarlo en esta selección viene determinado por la convincente actuación que pude observarle in situ en el Open de Alemania, test muy fiable para valorar las posibilidades reales de los atletas, dado el excelente plantel de participantes que se reunió en la ciudad de Hamburgo.
Sorprende quizá el que no mencione a Stanislav Horuna, la falta de ritmo competitivo provocado por la prolongada ausencia del ucraniano debido a una latosa lesión en la rodilla, de la cual no parece haber salido totalmente, me hacen ver con poco optimismo su aportación en Linz, algo que lamento profundamente ya que es de esos atletas que da gusto ver en acción, siempre espectacular y ofensivo. Su última aparición en Hamburgo fue un poco decepcionante, no encontrando en ningún momento las sensaciones positivas a las que está acostumbrado. Sin embargo y apoyándonos en su potencial esperemos que sea capaz de remontar el vuelo con vistas al mundial para poder disfrutar del Horuna al que estamos acostumbrados.
Varios nombres que vale la pena resaltar son los de Henri Vekua (Georgia), el Curro Romero del karate capaz de levantar al público de los asientos cuando está en su mejor versión, René Smaal siempre en la pomada, Asgari Goncheh Bahman (Irán) hombre importantísimo en cualquier pronóstico y sobre todo el campeón del mundo sub 21, el húngaro Gabor Harspataki, mucha atención a éste último que podría dar la campanada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario