

La influencia de este hombre en el karate de competición ha sido incuestionable, y no me refiero al simple, constatable y medible dato de los números, sino sobre todo por haber sido un punto de inflexión en la manera de desarrollar el shiai kumite en la alta competición. Como ocurre también en estos casos, en los que un personaje rompe con los moldes establecidos, también tiene, ha tenido y tendrá muchos detractores que no han interpretado de la misma manera que lo hemos hecho muchos otros la evolución que ha supuesto su irrupción. Sin desmerecer ni muchísimo menos a nadie, Aghayev ha sumado a todo lo bueno de grandes artistas del pasado el aire fresco de una innovadora manera de entender la lucha, su aportación introduciendo argumentos técnicos como por ejemplo la esquiva y elevándolos a su máxima expresión, ha supuesto un cambio de rumbo no sólo en los sistemas tácticos a emplear sino en la metodología del entrenamiento.
Sus espectaculares proyecciones aprovechando esa distancia de cuerpo a cuerpo que en otros tiempos se obviaba, han acercado a muchos a la competición atraídos por la vistosidad de dichas acciones, que dicho sea de paso y muy a mi pesar, en los últimos años se han visto cercenadas en parte por las modificaciones del reglamento. Este es otro argumento que no me gustaría dejar pasar por alto, a pesar de que las distintas restricciones introducidas no han sido beneficiosas para él, ha sabido reinventarse para volver a demostrarnos que tiene muchos más argumentos para seguir siendo el número uno.
En mi opinión el Aghayev que podemos observar hoy día tiene mucho más mérito si cabe que el de antaño. Mientras en los inicios arrollaba porque simplemente era el mejor, hoy día ha demostrado que cuando sus oponentes han mejorado su nivel y se le plantean dificultades que antes no encontraba, es capaz de solventarlas con maestría. Estoy cansado de escuchar argumentos vacíos de contenido como “ya no gana tan fácil como antes”… En buena lógica ha de ser así, el paso del tiempo es un látigo que castiga sin contemplaciones aunque te llames Rafael Aghayev, pero eso realza en mayor medida sus logros ya que ha demostrado a los demás, pero sobre todo a sí mismo, que también sabe ganar cuando las circunstancias se han puesto en su contra.
Podría escribir horas y horas de sus hazañas pero no quiero aburrirles con datos, sólo quiero dejar bien claro mi admiración y respeto a la que repito es la mayor figura que ha dado nuestro querido deporte, sólo el tiempo como ocurre en estos casos, nos dará una verdadera perspectiva de la magnitud de este hombre, el “genio de Baku”.

El italiano, otro magnífico campeón ha sido el hombre que ha abierto la veda para que sus rivales comiencen a perderle el respeto, deportivamente hablando claro, al héroe de Azerbayán. Con un estilo mucho menos espectacular pero con unas cualidades físicas dignas de un fuera de serie, Busa es el prototipo de competidor táctico que resuelve cuando y como él quiere. Sabe adaptarse mejor que nadie a las circunstancias, utilizando la estrategia en su beneficio planteando en muchas ocasiones el combate en función de su rival. Pero ojo, no nos equivoquemos está capacitado y de hecho lo ha demostrado en infinidad de ocasiones, para tomar el mando e imponerse con esa cantidad de recursos técnicos que en ocasiones parece que no tiene, pero cuando saca la chistera puede dejar boquiabiertos a propios y extraños.
En plena madurez deportiva está en disposición de repetir el título que consiguiera en Tampere 2006 en -80 kg y en París 2012, además de disputar su cuarta final consecutiva ( tras Belgrado 2010, París 2012 y Bremen 2014), y de esta manera intentar sumar cinco en su totalidad, números de vértigo como podemos comprobar. Los datos no engañan, todo una celebridad del tatami que sin contar el beneplácito de muchos puede hacer historia en Linz.


Tras realizar esta composición temporal para situarnos en el contexto actual, quiero señalar la figura de Tom Scott como heredero de esta estirpe de competidores no excesivamente amplia pero como hemos podido comprobar por los datos aportados de enorme repercusión.
Poco a poco y pacientemente Scott ha sabido granjearse un nombre propio hasta situarse en el top de los atletas más importantes de la categoría. Con un físico longilíneo y un estilo de combate que ha ido variando en los últimos años, Tom de gran parecido físico con el protagonista de la película “Capitán América”, ha alcanzado un nivel de prestaciones que por estado de forma y resultados le sitúan en un lugar preponderante para emprender el reto de igualar a sus predecesores.



Sorprende quizá el que no mencione a Stanislav Horuna, la falta de ritmo competitivo provocado por la prolongada ausencia del ucraniano debido a una latosa lesión en la rodilla, de la cual no parece haber salido totalmente, me hacen ver con poco optimismo su aportación en Linz, algo que lamento profundamente ya que es de esos atletas que da gusto ver en acción, siempre espectacular y ofensivo. Su última aparición en Hamburgo fue un poco decepcionante, no encontrando en ningún momento las sensaciones positivas a las que está acostumbrado. Sin embargo y apoyándonos en su potencial esperemos que sea capaz de remontar el vuelo con vistas al mundial para poder disfrutar del Horuna al que estamos acostumbrados.
Varios nombres que vale la pena resaltar son los de Henri Vekua (Georgia), el Curro Romero del karate capaz de levantar al público de los asientos cuando está en su mejor versión, René Smaal siempre en la pomada, Asgari Goncheh Bahman (Irán) hombre importantísimo en cualquier pronóstico y sobre todo el campeón del mundo sub 21, el húngaro Gabor Harspataki, mucha atención a éste último que podría dar la campanada.
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